Duelo por la perdida de un amigo: un silencio que aturde nuestro interior.
La sensación de melancolía que nos puede producir la muerte de un amigo puede tener también implicaciones físicas y un deterioro en nuestras relaciones interpersonales. Si la pérdida de un hijo aún no tiene nombre, la pérdida de un amigo tampoco. En la cultura actual, nuestros amigos cumplen rol de padre, madre, hermano, abuelo, abuelo, etc. Por ese motivo, no podemos invisibilizar, ni invalidar las emociones y sentimientos que surgen a raíz de la pérdida de un amigo.
La vida cambia abismalmente tras la muerte de un amigo. El duelo al que debemos enfrentarnos requiere de un minucioso proceso de reconstrucción, abrumador y doloroso. Ello se debe a que muchas veces, ese amigo del alma es el único ser al que le tenemos la suficiente confianza para abrirnos emocionalmente y con el cual, la realidad era mucho más intensa, enriquecedora y completa. La melancolía entra en nuestras mentes, cuando ya no podemos escribirle a nuestro amigo cada una de las vivencias que tenemos en el día a día, cuando tenemos la oportunidad de transitar por los lugares en los que solías compartir con ese amigo y solo quedan los recuerdos de esos momentos de risas y llantos.
Las rutinas y roles nos cambian significativamente con la pérdida de un amigo. Así, como los sueños y metas que se tenían en común. Pensar en lo difícil que puede ser volver a encontrar esa persona con la que te puedes abrir y contarte lo más intimo de vida, sentir la compañía incondicional, sentirse escuchado y amado a pesar de las decisiones que hayas tomado. Por eso, es necesario que te des la oportunidad de sentir y expresar todo lo que surja en tu proceso de duelo. En nuestra unidad de acompañamiento no queremos dejarte solo en este momento y te queremos compartir las siguientes recomendaciones.
- Regálate la oportunidad de sentir y expresar: Quizá la parte más difícil del duelo es aceptar que la persona ya no está. Ante esta realidad nos revelamos con todas nuestras fuerzas y todo nuestro ser, lo cual es proceso natural, pues nadie quiere perder a un ser amado. Por esto, sentir un remolino de emociones que cambian intensamente en el día a día. Al perder un amigo puede hacerte más solo de normal, por ello es importante aceptar y comprender que esa persona ya no estará más en el plano físico, que ya no podrá escuchar, compartir y apoyarte, lo cual duele mucho. No obstante, puedes intentar acercarte a otras personas, escribir o incluso buscar ayuda profesional.
- Cuídate: Durante el duelo es común sufrir cambios en el sueño, el apetito, y alteraciones en nuestra cognición; además, puedes malestar físico. Todas estas reacciones son normales; no obstante, es importante que las observes y vivas con calma tu proceso, tomando acciones que te permitan cuidarte. Intenta mantener tu rutina, sobre todo tus horarios de alimentación, y descanso, ya que esto te ayudará; procura trabajar, aunque necesites realizar pausas. Es importante que reconozcas que estás viviendo un momento doloroso y que por ello puedes experimentar consternación, angustia, agobio, e incluso una disminución en la concentración y productividad. Date comprensión y sin auto exigencias, pero tratando de continuar con tus proyectos.
- Comparte con la familia tu amigo: Acércate a su familia y procura compartir con ellos recuerdos y anécdotas. Si es posible, acompáñalos en los rituales que realicen; solo antes pregunta si se sienten cómodos con tu compañía, ya que podrías generarles sentimientos encontrados, porque de alguna manera, puedes hacerles recordar a la persona que ya no está y tal vez no estén preparados.
- Honra su memoria: Puedes hacer un ritual en su honor. Algunos ejemplos son: realizar una ceremonia de despedida (religiosa o no); visitar algún sitio que haya sido especial para los dos, realizar un álbum de fotografías con momentos significativos, hacer una lista de reproducción con las canciones que les gustaba escuchar; hacerle un regalo a su familia, etc. Usa tu imaginación y escucha lo que deseas y necesitas, la idea es reconocer y recordar el afecto que te regaló esa persona y agradecer su presencia en tu vida.
- Enfrenta la idea de tu propia muerte: Pocas veces nos ponemos a pensar en la muerte, mucho menos pensamos en cómo reaccionaremos cuando nuestros seres amados mueran y es aún menos frecuente que nos pongamos a reflexionar sobre nuestra propia muerte. No obstante; la muerte de una amiga o amigo nos puede enfrentar a la idea de que vamos a morir, lo cual puede generarnos angustia y preocupación. Esto sucede porque relacionamos nuestra edad, condiciones y estilo de vida con las de quien ha fallecido. Generalmente los amigos son nuestros contemporáneos y tienen hábitos similares, por lo que pensamos que, si alguien de su edad murió, es posible que a nosotros también nos ocurra. En estos casos puedes experimentar angustia o temor, emociones que, en muchos casos, surgen por pendientes antes que por el miedo de la propia muerte; por ello, resulta un buen momento para evaluar tu vida, darles un peso real a las cosas y establecer claramente tus prioridades. Quizá te des cuenta de que no te estás dando suficiente tiempo para realizar cosas que disfrutas, o que pasas poco tiempo de calidad con tu familia y necesites reorganizar tu tiempo. También puedes descubrir que no te has estado cuidando lo suficiente y que tienes hábitos que pueden ser dañinos para tu salud, por lo que puedes decidir modificar tu dieta, hacer ejercicio, de dejar algún vicio, etc. Si experimentas angustia ante tu propia muerte puedes comenzar a aceptar y reconocer que nuestro tiempo es finito y que por ello es importante esforzarse para vivir de la mejor manera posible, dando el correcto a valor a las cosas, a las personas, al trabajo, a nosotros y nuestras pasiones; y más que angustiarte, debes tomar esta experiencia como una oportunidad para rectificar lo necesario y que el día que llegue tu tiempo puedas partir feliz, sin pendientes ni resentimientos, y habiendo dejado lindos recuerdos en el corazón de otros.
- No sientas temor en pedir ayuda: Si necesitas que alguien te escuche, abrace, acompañe, etc; dilo y procúralo; también expresa en tu escuela o trabajo si necesitas tiempo para descansar y pensar, o una prórroga para terminar alguna asignación. En caso de que sientas que no cuentas con alguien que te pueda comprender, acompañar o ayudar, o si percibes que te estás estancado en tu proceso o un estado de ánimo que no te permite continuar con tu día a día, pide ayuda profesional. Mereces estar bien.
- Atrévete a tener nuevas experiencias: Ninguna persona sustituye a otra, por eso es importante que te des el tiempo necesario para vivir tu duelo, y así, el día que la vida te presente la oportunidad de conocer a otras personas especiales puedas recibir su amistad sin comparaciones, reservas o sintiendo que traicionas la memoria de quien se ha ido. Todas las amistades que llegues a cultivar en tu vida serán únicas y valiosas, pero siempre diferentes, cada una de tus amigas o amigos ocupará el espacio en tu corazón que le corresponda. No temas desplazar a nadie, porque es imposible.